Cuando los cachorros callejeros son rescatados y llevados a un refugio, a menudo llegan con traumas y miedos. A veces, no conocemos su historia. Lo que sí sabemos es que necesitan mucho amor y cuidado para superar su tristeza.
En la historia de hoy, hablaremos de Lucy, una dulce cachorra de refugio que estaba abrumada por el miedo. Desde que llegó al Centro de Animales de Austin, en Texas, no podía dejar de llorar.
Brindándole Mucho Amor

El personal del refugio fue muy amable y cariñoso con Lucy. Seguían abrazándola y dándole mucho amor.
El cachorro les mostró que estaba agradecido y agradecida por su cuidado moviendo su cola. Sin embargo, ella continuó llorando. El personal del refugio sabía que necesitaría tiempo para superar sus miedos.
La pierna de Lucy estaba lesionada y necesitaba mucho cuidado.
Cuando Morgan visitó a Lucy en su perrera, se entristeció al verla tan asustada.
“Estaba tan aterrorizada. No sabíamos si eran las personas nuevas o el haber estado en el refugio porque sabíamos que había habido algún trauma allí,” dijo Morgan.

Ella habló con su novia, Emily, y decidieron llevarla a casa y hacerla feliz. Cuando Lucy dejó el refugio de Austin, no podía imaginar cuánto cambiaría su vida.
Al principio, Morgan planeó acoger a Lucy, pero la adorable cachorra rápidamente le robó el corazón.
“Así que entré en esto pensando: ‘Solo estamos acogiendo a este cachorro.’ Y luego, dos minutos de tenerla en mis brazos, pensé: ‘Este perro va a ser nuestro.’“
El Comienzo De Una Nueva Vida

Tan pronto como Morgan llevó a Lucy a casa, le dio un buen baño y pareció disfrutarlo.
Al principio, Lucy tenía miedo de todo. No quería salir. Cada vez que sus mamás intentaban sacarla a caminar, ella corría de vuelta adentro.
Tanto Morgan como Emily sabían que tenían que darle el tiempo necesario para relajarse. Estaban decididas a ayudarla a construir su confianza.
Poco a poco, sus mamás la llevaron a paseos más largos, y Lucy comenzó a acostumbrarse a los sonidos y a la gente nueva. Caminar también fue bueno para su pierna.
Morgan y Emily cubrieron a la dulce canina con inmenso amor y cuidado. Continuamente le decían cuánto la querían. Sintiendo cariño y amor como nunca antes, Lucy comenzó a florecer en un perro alegre y seguro que disfrutaba de la vida.

Se convirtió en una cachorra cariñosa. Le encantaba acurrucarse y abrazar en el sofá.
La adorable canina encajó perfectamente en la familia. Lucy se llevaba bien con el gato de la familia y se convirtieron en mejores amigos. Les gusta correr juntos y darse dulces besos.
Sus mamás estaban encantadas con ella.
“¡Es súper amorosa, súper dulce! Es tan perfecta,” dijo Morgan.
Lucy vive su mejor vida. Su familia la ama inmensamente y no pueden imaginar su vida sin ella. Encontró la felicidad que había estado buscando, y no podríamos estar más felices por ella.