Griffin, un pequeño cachorro sin pelo con el espíritu roto, fue uno de los veinte perros rescatados de un caso grave de crueldad y negligencia animal en Carolina del Norte.
Poco después, Angela Marie, una compasiva fundadora de un refugio y santuario, «Angela’s Ark«, en Charlotte, NC, estaba viendo su Facebook cuando de repente, la cara de Griffin apareció en su feed.
Estaba enfermo, sin pelo y acurrucado en una bola en el suelo del refugio, esperando desesperadamente días mejores o que alguien viniera a salvarlo.
La mirada desesperada en sus ojos llevó a Angela a conducir rápidamente hasta el refugio donde estaba y sacarlo de allí.
Eso marcó el comienzo de la nueva vida de Griffin…
El viaje de Griffin para superar el trauma
Debido a pasar los primeros años de su vida en condiciones extremadamente crueles e inhumanas, la salud física de Griffin estaba gravemente comprometida.
Estaba desnutrido, luchando contra varias infecciones severas de la piel y sufriendo de pérdida de pelo y una infección en el oído. Además, necesitaba cirugía para extraer 14 dientes gravemente infectados.
Como puedes imaginar, su estado mental tampoco era mejor – Griffin era un cachorro gruñón, confundido y en general aterrorizado con un espíritu profundamente roto que no quería saber nada de los humanos.
El primer día en casa de Angela, el pobre Griffin no podía dejar de temblar de miedo. Ahí es cuando se dio cuenta de que iba a ser un caso muy complicado.
“Griff y yo hemos experimentado más primeras veces juntos que en cualquier otro rescate hasta la fecha. Habilidades básicas de vida como subir y bajar escaleras, usar un collar, incluso ser tocado eran ajenos para él. Durante semanas, las simples rutinas diarias fueron una lucha,” escribió Angela en una publicación de Facebook.
Durante su corta vida, Griffin nunca había sido tocado ni había experimentado el toque amoroso de un humano. Su visión de los humanos estaba profundamente errada debido al abuso que experimentó.
Los primeros días en el Arca de Angela fueron extremadamente estresantes tanto para Griffin como para Angela. Ella quería ayudar, pero él le tenía mucho miedo.
Según Angela, Griffin fue su mayor desafío hasta la fecha pero también el más gratificante.
Mientras cuidaba de él, aprendió a valorar y celebrar cada pequeño momento y apreciar incluso los más pequeños signos de progreso, o «pequeñas victorias» como le gusta llamarlas.
Encontrar el hogar perfecto para siempre
Poco a poco, Griffin empezó a relajarse y salir de su zona de confort. Eran pequeños pasos, pero pasos al fin.
“Hubo algunos hitos con Griff que mantuve al principio, solo sabiendo que estábamos viendo algún progreso,” Angela contó a The Dodo.
Algo tan simple como hacer que él comiera de su mano o ponerle una correa era un gran paso para ambos.
Al principio, estaba absolutamente aterrorizado de salir al exterior – ahora es su pasatiempo favorito. “Él ama dar vueltas por el patio trasero, paseándose lentamente, y luego siempre encontrará un lugar al sol y se quedará allí durante horas si se lo permitimos,” dijo Angela.
El mayor hito, sin embargo, fue enseñarle a Griff a superar su miedo de subir y bajar escaleras. Una vez que conquistó eso, no hubo duda de que finalmente estaría bien.
Aunque la idea de dejar a Griff le trajo lágrimas a los ojos, Angela sabía que estaba listo para la siguiente fase de su viaje – su hogar para siempre.
Afortunadamente, Griff encontró el hogar perfecto para siempre, donde continúa prosperando. Simplemente adora a su nueva mamá y le gusta seguirla a todas partes.
Pasó de un perro que odiaba cualquier interacción humana a buscar deliberadamente amor y afecto, y eso tiene que ser lo más hermoso de todo.
Su nueva mamá ama hacer recuerdos y tomar fotografías de sus preciosos bebés, e incluso tiene una cuenta oficial de Instagram dedicada a Griff y su progreso, así que siéntete libre de seguirla.